martes, 23 de noviembre de 2010

Electro-Química otoñal.

- Fue maravilloso. Un fin de semana perfecto.

- Pero..., ¿pasó algo?

- No pasó nada.

- Entonces..., ¿por qué insistes en quedar con él?

- Porque creo que realmente estoy enamorada de la situación. No me importa no besarle o no acostarme con él. Creo que estoy enamorada de todo lo que me hace sentir, así, sin más. Yo soy así, no solo me enamoro de la gente. Puedo enamorarme de cualquier cosa, de un momento, de un lugar, de una voz, de una tarde otoñal, de una mirada sin que sea preciso reparar en el color de los ojos...

- No me digas más, tú eres una enamorada del amor.

- Eso sí, se podría decir que sí.

- No aguanto a las chicas que se autodefinen "Enamoradas del Amor".

- ¿Cómo puedes ser tan bestia?. No hay nada más hermoso que eso.

- Una cosa no quita a la otra. No digo que no sea hermoso, pero acaba siendo tedioso. Podéis sentir con más intensidad que cualquier otra persona pero siempre dejáis todo inacabado. Sois el claro perfil de los altibajos emocionales, os gusta saberos incomprendidas, colocar barreras infranqueables y ficticias, solo por culto al amor... tu fin de semana idílico con él es prueba de ello...
Fotografía: César SV.

- Eso no es cierto. No me refiero a que no quiera darle un beso, tampoco es que me reprima. Es solo que me siento muy bien así, cualquier alteración que perturbe lo que hoy vivo no se merece ni un ápice de mi pánico. Quiero eso, símplemente dejarlo estar. Llámalo intervención divina o reacción electro-química, pero adoro escucharle, la manera con la que enarca las cejas cuando atiende a lo que le cuento, cómo esquiva la mirada cuando descubre que lo estoy devorando poco a poco en silencio, el modo con el que sonríe cuando se siente observado,... por no hablarte de lo que siento nada más verle...

- Entiendo, sientes la patada en el estómago.

- Sí, lo has clavado. En ese momento llego a comprender la facilidad con la que llegamos a impregnarnos de otras personas. Puedes compartir tantas cosas con alguien que al término de esa relación ya no eres tú misma. Has absorbido tanto de esa persona que es dificil recordar lo que eras antes de esa relación, ¿No crees?

- Creo que a lo que te refieres no solo ocurre con una relación. No maduramos de un modo u otro por nosotros mismos. Casi en totalidad, somos un amasijo formado por los escombros con los que nos topamos en el camino, llámale hogar, familia, escuela, amigos de infancia, pasajeros,...

- Da igual chico, creo que no me entiendes. ¿Y a ti nunca te ha pasado?

- ¿Qué, copiar el carácter de mi pareja?, aunque no lo creas tengo una personalidad de hierro.

- No, no se trata de copiar nada, todo va cambiando en esa consonacia, se va forjando una persona más dentro de ti. Pero no me refiero a eso, digo si has sentido alguna vez la patada en el estómago.

- Sí, solo una vez. Y fue un quebradero en toda regla.

- Pues puedo asegurarte que a esa chica nunca la olvidarás. A las de dolor de estómago nunca se les olvida.

- Ni a las de dolor de cabeza tampoco.

2 comentarios: