lunes, 22 de marzo de 2010

Monóloco.

La sombra de una polilla baila en las 4 paredes. Él quiere dibujar con su dedo en el aire esa silueta de nerviosismo cíclico, pero no lo hace. Introduce su mano derecha bajo la pierna, la aprisiona contra el asiento y reprime así su instinto. No quiere cometer fallos, hoy puede ser su gran día.

Fotografía: Maitos.
Mantengo firme la teoría de que cuanto mayor es la agonía de un individuo, mayor es el descontrol de su poder creativo, de su poder de acción. Una agonía que no necesariamente ha de ser triste, sino también jubilosa. Tal vez en esa agonía se encuentre la raíz de todo esto. Tal vez cobre vida en ese reverso de la persona donde nace el impulso de manifestarlo, de canalizarlo a través de una imagen, en palabras, en melodía, en los mismos actos del día a día... La mente humana necesita imaginación y un simple estímulo provoca un cataclismo de imágenes, de pensamientos, de deseos...
Creo que en este tiempo yo también he sentido esa agonía, y lamentablemente no puedo hablar de una agonía que inspire demasiada alegría... No es que se me trate mal aquí pero si le soy sincero, mientras mi cuerpo está aquí, mi mente está ahí fuera. ¿Se da cuenta? "Ahí fuera". Llamo así a un mundo entero que me espera. Llamo así a unas calles que están sencillamente "ahí" mismo y a la vez tan alejadas de mis zapatos...


Creo que esto responde a su pregunta, ¿Por qué me dio por la escritura?... Solo puedo culpar a esa agonía, señor, y a los entresijos de mi pensamiento que durante mi estancia aquí se han ejercitado. Unos entresijos que a veces se dejan ver y atrapar. La escritura me traslada a otro lugar, al que yo elija o al que me deje llevar.


Fotografía: César SV.
A veces de las agonías más agónicas nace lo más pulcro. Piénselo por un momento, ¿Qué habría sido de Wilde sin aquellos deseos pecaminosos, contradictorios a los de su amado Jesucristo parido del medievo?,... créame que el destino de su ruiseñor hubiera corrido "mejor suerte", o al menos punzarse el corazón con la espina de un rosal hubiera servido para algo más que para desengañarse con el amor y volver a lo terrenal.
¿Y Virginia woolf sin el amargor de su infancia, sin su desgaste de la "lucidez"?.
¿Y la inspiración de Goldwing sin haber descubierto la crueldad humana, sin haber presenciado los escarnios increíbles de la guerra?.
¿Sabe?..., el embrión de la triste figura de Alonso Quijano se creó en un calabozo donde se retenía a un manco.
La Maga de Cortázar es sin duda el retrato de su anhelada Carol.
Y Bueno,... ¡Juá! ¿Qué me dice de los románticos?.
¿Y la necesidad de conjugar el realismo con lo mágico en un continente harto de siglos coloniales y explotación dictatorial...?
No le engaño si le digo que hay gente escritora y que para conseguir inspiración necesita una especie de flagelación sentimental... Sin ir más lejos en este libro que me publicaron nombro a un amigo escritor que me sirve de ejemplo, Ricardo Román. Él mísmo me confesó que había días en los que no se sentía motivado cuando todo le marchaba bien. Necesitaba aislarse, huir del hogar, de su amada mujer, de sus hijos,... todo con la sana intención de añorar y sacar partido a la soledad. Al desbordamiento de su inspiración en esos días en los que lograba vomitar toda la verborrea que se le podría en la cabeza se le sumaba posteriormente el éxito de sus escritos... quizá porque también los lectores sufren y buscan ese ente homólogo con el que identificarse..., ¿Imagina que un día en el futuro, esa angustia, ante la falta de sensibilidad (y por tanto de inspiración), se llegara a convertir en una mercancía tremendamente codiciada?
No me olvido por supuesto de otras mentes negligentes, también brillantes, que escriben para huir del tedio del tiempo.
Y en todo este amasijo de luces y sombras… ¿Quien es aquí el cuerdo?. En medio de todas estas espirales arcanas de la conciencia, en estos caminos tan distorsionados y enturbiados del pensamiento, en esas efigies y olores memoriables que abarrotan la sien, ¿Qué delgada línea separa la locura de la cordura?; ¿En qué momento hemos de reconocer que andamos inmersos en la más inocente enajenación mental?.

El ser humano es la contradicción personificada. Podría entender el temor a otra especie animal, pero no entiendo por qué tanto miedo a nosotros mismos... ¿Y cómo es eso?, ¿Por qué esa búsqueda de semejantes y esa lucha contra el aislamiento cuando en verdad nos tenemos tanto miedo..., hablamos de convivencia o de supervivencia? ¿Y cuando decirle a estos semejantes que viven encerrados en una paranoia?:
-¿Cuando salen desnudos de sus casas a plena luz del día?
-¿Cuando sudan en invierno y en verano no se mudan?,
-¿Cuando piensan en voz alta por los rincones, (o peor aún, en voz baja)?.
¿Quién le dice a un perro que ladra a su sombra que ha perdido el norte?.

Unos llaman locos a otros por el simple hecho de vivir en un mundo paralelo, inexistente, porque nadan a contracorriente, luego, ya se sabe, el sentido de la corriente... es lo “cívico”.

Algunos de los que condenan son los que hoy en día aún no se ven suficientemente fuertes para aguantar el peso de la vida y reclaman otra mejor en alguna parcelita de la bóveda celeste, anulando por completo la vida que hoy vivimos. Son ellos, señor, los que siguen adelante con esa mixtura de medias verdades y un mundo desconocido, perfeccionándole el músculo a la fe. Qué bello es eso, ¿no cree?, Si esto nos decepciona, siempre nos quedará la metafísica. Ya ve que nuestra imaginación no tiene límites, sobre todo para esta clase de nihilistas.

Hay quienes se creen más cuerdos aún colocando un crucifijo en cada lecho matrimonial. Así se sienten más “purificados”: Un trozo de escayola clavado a un madero o a un pedacito de mármol (según el fabricante), que bendiga los acercamientos nocturnos, las caricias, los sudores que enjuagan la desnudez, los poros erizados..., como si desde esa altura condenase algún que otro juego que se pase de lo permitidamente pervertido.

Así vive el ser humano: con miedo, con miedo a sí mismo, con miedo a esa locura, y así, combatiendo la demencia a toda costa cae en ella cada día cuando en esa lucha se niega de nuevo a sí mismo.

Fotografía: César SV.
¿Quién dictamina aquí quién es el cuerdo y quien es el loco? Acaso son los padres de las fronteras humanas, los que no se conforman con las fronteras de lo desconocido, con las fronteras que ya ofrece nuestro mundo. Los que no se sacian con cordilleras, con oceanos o con parajes ocultos, sino que, no contentos con eso, necesitan embotellarse en un cerco de alambre de espino. Son ellos, los que dictaminan quienes son los cuerdos y quienes los locos. Aquellos que solo atienden a razones de banderas, nación, y artillería nuclear. Los que ya han conseguido lo terrible: Recurrir al suicidio para evitar estar muertos. ¿Seguridad Nuclear?..., ¿A usted no le da la risa?, ¿Acaso nadie ve que son 2 palabras que no pueden, que no quieren ir juntas?. Con todo esto recuerdo las palabras tan acertadas de Bertolt Brecht : “...Lo dificil se aprende enseguida. Lo hermoso nos cuesta la vida...”.

Estos son los cuerdos que hoy enjuician a un loco,… ¿y usted? Después de esta retahíla de pequeñas sandeces, una vez que ya conoce el tiempo que llevo en este "centro terapeútico" y analizar mi evolución con la zyprexa..., mientras usted, mi querido juez de turno, en la lista dibuja ese símbolo de interrogación junto a mi nombre sin haber colocado aún el punto que sentencie el garabato... ¿Qué opina?,¿Cree que estoy más loco aún?. Dígame..., ¿Lo bastante como para que se me permita salir a pasear unas horas al día y darle así un respiro a la imaginación?

1 comentario:

  1. Extensa reflexión para concluir que cuando ese fantasma de esto de escribir se nos aparece a medianoche; no es el miedo lo que lo recibe... es más bien una suerte de excitación y placer compartidos con el ansia y el ahogo... Así como... FOLLAR? Sí, creo que es como follar.

    ResponderEliminar